Daños producidos

Foto de un escolítido

Daños producidos

Estos insectos son capaces de dañar los árboles de diferente manera, a continuación se enumeran algunas de éstas:

• Muchas especies, cuando su población es abundante, son capaces de atacar y matar árboles sanos.

• Otros, dañan la madera mediante los orificios y las galerías que excavan, causando la infestación de hongos cromáticos como el azulado de la madera de coníferas o de enfermedades mortales como la grafiosis del olmo. Este hecho perjudica, de manera considerable, a las empresas dedicadas al comercio de madera, ya que empobrece la calidad de ésta.

• Por último, existen especies que impiden el crecimiento y desarrollo normal del árbol al destruir sus brotes, lo que impide un tener un relevo generacional o permitir una expansión de la especie.

Como cualquier ser vivo en la naturaleza, las coníferas han generado un sistema de defensa contra la penetración de estos insectos a través de la corteza. Éste consiste en secreciones de resina. Éstas son más abundantes cuanto más vigoroso sea el árbol, de ahí que el principal objetivo de los ejemplares pertenecientes al género Tomicus sean árboles dañados o débiles.

Su objetivo es simple, la resina envuelve al insecto, lo inmoviliza y este muere, sin embargo esta resistencia no dura mucho, ya que después de la primera oleada de atacantes, si la población es muy abundante, ataca una nueva. Es entonces cuando la secreción de resina disminuye y, con el árbol ya debilitado, se instala una numerosa población de estos insectos que acaban por destruirlo.

Foto de un escolítido

Cada espécie ataca a diferentes zonas del árbol. Por ejemplo, el Tomicus sp., prefiere las zonas del cuello de la raíces, parte baja del tronco y la propias raíces, por otro lado, los escarabajos de ambrosia prefieren localizarse en el xilema. La gran mayoría, suelen colonizar en un principio las partes que caen al suelo (trozas, ramillos, tocones,…)

Debido a su capacidad de matar a su hospedante, los escolítidos más agresivos pueden influenciar la distribución de edades, tamaños y especies arbóreas, siendo un factor significativo en la sucesión forestal (WOOD, 1982), aunque, por lo general, en condiciones endémicas, la mayoría de estos barrenillos sólo colonizan aquellos árboles que se encuentren muertos o debilitados. Sin embargo, cuando se dan eventos que aumentan la cantidad de material hospedante, como vendavales, incendios o una deficiente gestión forestal, pueden producirse estallidos poblacionales de tipo epidémico, que permiten la agregación numérica suficiente de individuos para atacar árboles sanos (LIEUTIER et al., 2004).